En un aula del colegio de educación especial Isterria, en Navarra, varios alumnos se colocan unas gafas de realidad virtual. Sonríen, conversan entre ellos y, de pronto, se sumergen en un entorno muy diferente: un hospital. A su alrededor aparecen pasillos, salas de espera, instrumental médico y profesionales sanitarios. Con esta simulación interactiva, titulada Tour Salud 360, escolares con discapacidad intelectual se están preparando para enfrentarse a una de las situaciones que más ansiedad les genera: ir al médico.
Educación Inmersiva para el Bienestar Emocional
El germen de Tour Salud 360 nació de la necesidad. En Isterria vieron repetirse una misma situación con decenas de alumnos: acudir al médico se convertía en una experiencia traumática. Tatiana, de 16 años, recuerda vívidamente cómo, al intentar extraerle sangre, seis enfermeras rodeaban su silla tratando de encontrar una vena. A su lado, Héctor, también de 16, se ríe al rememorar cómo “se escapó” cuando iban a vacunarle a los 11 años. “¿Por qué?”, le preguntaron. “¿Y por qué no?”, respondió con ingenuidad. Para muchos de estos alumnos, la consulta médica puede traducirse en gritos, escapismo, inmovilidad extrema o crisis sensoriales.
La aplicación desarrollada por Isterria permite ensayar esas experiencias sin los riesgos del escenario real. Para hacerlo posible, el equipo docente ha grabado, con cámaras de 360 grados, varios espacios del Hospital Universitario de Navarra: salas de extracción de sangre, consultas médicas, áreas de espera, pasillos. El resultado son vídeos inmersivos que se pueden reproducir tanto desde un teléfono móvil o tableta como con gafas de realidad virtual. En los vídeos participan profesionales del propio centro, como la enfermera María Aragón o la logopeda Laura San Martín, ambos firmes convencidos del papel que juega la innovación como puente entre la educación especial y la vida práctica.
Vidas Truncadas por el Miedo
Las implicaciones de este avance son profundamente humanas. Noelia, una joven de 19 años con trastorno del espectro autista, no podía soportar que le colocaran el casco necesario para ejecutar un electroencefalograma. Intentaron realizarle la prueba hasta tres veces sin éxito. Fue en Isterria donde empezó su proceso de desensibilización. Aunque Noelia no llegó a usar la aplicación, fue el mismo equipo del colegio el que trabajó métodos alternativos para ayudarla. Construyeron un gorro de piscina rosa al que colgaron cintas para imitar los cables del electroencefalograma, y se esforzaron en simular el contacto del gel médico, extremadamente invasivo para una persona hipersensible.

El proceso tardó más de dos meses, pero finalmente, la prueba se llevó a cabo con éxito y el resultado fue bueno: no había epilepsia, como se temía. “Lo que para alguien neurotípico es una simple prueba, para estos jóvenes puede suponer un universo de ansiedad”, resume la enfermera María Aragón. Lo que hubiera sido una experiencia frustrante y quizás contraproducente si no se gestionaba con cuidado, se convirtió en un logro gracias a la anticipación sensorial y emocional.
El Valor del Contexto y la Comprensión
Tour Salud 360 es más que una herramienta educativa. También representa un esfuerzo por transformar el ecosistema médico para que sea más inclusivo. El pasaporte sanitario que complementa la aplicación funciona como un diccionario emocional y conductual del paciente. Este documento, en papel o digital, incluye información clave como los temores del usuario (si les angustia que el médico lleve bata, si no pueden estar sin su pelota antiestrés, si reaccionan mejor con ciertas palabras), y permite al personal sanitario anticipar ajustes sencillos pero fundamentales.
“La clave está en comprender que, ante una conducta alterada, muchas veces puede haber una causa física no detectada, porque los pacientes no pueden explicar lo que les ocurre”, indica la logopeda San Martín. Lo ejemplifica con un caso: una joven con anemia severa que sufría cambios de humor y crisis en época menstrual. Durante semanas se aumentó su medicación psiquiátrica sin éxito. Fue entonces cuando, antes de una nueva subida de dosis, el equipo decidió realizar una analítica. La causa real era física: anemia galopante. “Le dimos hierro y mejoró inmediatamente”.

Otro caso conmovedor es el de un estudiante que llevaba meses con un comportamiento muy agresivo. Se le atribuía a su trastorno de base. Tras varios intentos de revisión, se detectó una muela rota. Por su fobia a los dentistas, no permitía que nadie le revisara la boca. Fue necesaria una aproximación prolongada al hospital: desde compartir meriendas en el jardín hasta visitas breves y controladas al baño de la planta donde se encontraba la consulta. Finalmente, se logró intervenir quirúrgicamente y su conducta mejoró radicalmente. “Fue más útil un ibuprofeno que todos los neurolépticos que le habían recetado”, comenta Aragón con una mezcla de alivio e indignación.
Realidad Virtual y Profesionales: una Alianza Imprescindible
El centro Isterria trabaja con 115 alumnos, muchos de ellos con necesidades educativas especiales severas. Disponen de seis gafas de realidad virtual, que se usan tanto para aplicaciones formativas como recreativas. La puesta en marcha del Tour Salud 360 ha supuesto una inversión de más de 6.000 euros, sufragados gracias a un Premio de Innovación Social otorgado en 2022 por el Gobierno de Navarra. El objetivo ahora es ampliar la aplicación, sumar nuevos espacios sanitarios y, ante todo, lograr que el Servicio Navarro de Salud incorpore digitalmente el pasaporte sanitario en las historias clínicas. Esto permitiría que, al programar una cita, el sistema lance una alerta que proporcione al profesional médico una guía rápida sobre cómo interactuar con ese paciente.
“Está bien desensibilizar al niño o al joven en el centro educativo”, subraya Laura San Martín. “Pero si luego en el hospital no hay comprensión o no permiten flexibilizar protocolos, todo se viene abajo”.
La clave, apuntan los profesionales, está en la colaboración entre las dos esferas: la educativa y la sanitaria. En el caso de Noelia, fue decisiva la voluntad del equipo de Neurología del hospital. Permitieron que su padre, la enfermera del centro Isterria y la orientadora escolar participaran del proceso. Gracias a ese acompañamiento y las canciones relajantes que aportaron desde la casa, se pudo completar el procedimiento médico por primera vez en años. “A veces, solo necesitamos que nos dejen hacer las cosas de manera diferente”, indica Aragón.
Más Allá de la Escuela: un Impacto Social Transversal
Aunque la aplicación Tour Salud 360 se ha pensado específicamente para alumnos con discapacidad intelectual, su uso podría extenderse a otros grupos. Según María Aragón, también puede beneficiar a personas mayores con demencia, a niños neurotípicos con fobia a la sangre o incluso pacientes con trastornos de ansiedad. “La base es siempre la misma: si sabes lo que te espera, lo gestionas mejor. La ansiedad disminuye cuando eliminamos lo desconocido”.
Este principio, tan bien aplicado en la tecnología desarrollada por Isterria, representa un cambio de paradigma en la forma en que nos relacionamos con la salud y la discapacidad. Ya no se trata solo de adaptar al paciente al sistema, sino de adaptar el sistema al paciente. Para ello, no bastan avances tecnológicos; también se requiere voluntad política, formación específica en discapacidad para el personal sanitario y dotar de medios a centros como Isterria, que actúan como laboratorios de innovación social.
José Ángel Andrés, presidente de la Fundación Caja Navarra, que respalda el proyecto, lo resume así: “La innovación social no es solo hacer cosas nuevas, sino hacerlas con sentido, con impacto real en quienes más lo necesitan. Y eso es precisamente lo que está logrando el equipo de Isterria”.
La historia de Tour Salud 360 es un ejemplo inspirador de cómo la tecnología puede humanizar la atención sanitaria, especialmente para colectivos vulnerables. Ir al médico ya no tiene por qué ser una fuente de terror para quienes tienen dificultades de comprensión, comunicación o control emocional. Con herramientas como esta aplicación, aliada con profesionalidad, empatía y personal médico sensibilizado, se abre una puerta hacia la autonomía y el bienestar.
Detrás de cada gafa de realidad virtual que se enciende está el potencial de cambiar una vida. En cada simulación, en cada imagen grabada, se construye un puente entre la angustia y la comprensión, entre el rechazo y la aceptación, entre la medicación excesiva y la atención adecuada. Es la realidad virtual, sí, pero con un efecto muy real. Descubre más sobre innovaciones como esta en Virtua Barcelona.